sábado, 6 de diciembre de 2008

Ring, ring

La otra mañana no fuiste a la guarde, te quedaste en casa con papá porque tenías moquitos y los ojos tristes.
Yo estaba en casa de la abuela, en el pueblo, y a escasos centímetros de mi mano sonó el teléfono:
- Hola!!
- Noah, es la tía. Dile algo, que quiere escucharte.
- ......
- ¿No quiere hablar conmigo?
- Le da verguenza.
Aún tienes que verme la cara para reconocerme, pero seguro que pronto pasaremos buenos ratos al teléfono.
Ring, ring:
-Hola Noah, soy la tía, estoy aquí y te quiero mucho.

3 comentarios:

Sebastian Lineros dijo...

Como echas de menos a tu sobrino eh!!!

libertad dijo...

No sabes tú lo que se quiere a los sobrinos...

Lùthien Tasartir dijo...

Tanto se nota??? jejejeje